El verano llamará a la puerta en poco más de un mes y el calor lo hará un poco antes. Será el momento de desmelenarse a la hora de vestirse y de empezar a usar prendas de ropa, sobre todo en la playa, que muestren nuestra humanidad en todo su esplendor.
El problema es que el invierno ha sido largo y quizás hayamos acumulado esos kilos de más que, con la llegada de los bañadores y la manga corta, ahora nos hagan pensar que necesitamos perder peso rápidamente e iniciar con urgencia la popular operación bikini.
Acaso el primer error sea precisamente este planteamiento de “pensar que debemos estar más delgados para lucir cuerpo en verano, en lugar de pensar en estar más delgados para tener mejor salud. No nos debería importar la época del año ni deberíamos tener un objetivo tan volátil, ya que después del verano, ¿Nos va a volver a dar igual todo?”.
Y si las prisas nunca son buenas consejeras, tratar de perder mucho peso en poco tiempo es otro error que solemos cometer. “La búsqueda de una pérdida de peso rápido antes del verano no es una buena idea. Normalmente se basa en opciones muy drásticas que se traducen no tanto en pérdida de grasa como de agua corporal. Además, suelen estar basadas en la restricción de un cierto tipo de alimento o macronutriente”, dice la coach nutricional Gillian Bennett.
No es posible perder 10 kilos en poco tiempo sin poner en riesgo la salud”
“Si perdemos mucho peso de golpe, lo primero que perdemos es líquido corporal y también masa muscular. Podemos vernos delgados, pero eso no quiere decir que sea una bajada de peso correcta, ya que cuando queremos adelgazar, lo que a nuestro cuerpo le sobra es grasa, no masa muscular ni líquido. Y si nos fijamos en el daño psíquico, veremos que nos pueden hacer rechazar alimentos que son completamente saludables, hacernos muy restrictivos con nuestra alimentación y eliminar el placer y el disfrute del simple hecho de comer, entre otras cosas”